Madres Buscadoras enfrentan desgaste: “El dolor no se cansa, pero el cuerpo sí”


Con menos manos que sostengan la búsqueda en el campo, Candelaria Huerta Pizano, representante del colectivo Solidarios en la Búsqueda de Personas Desaparecidas, en Tecomán, reconoce que la lucha persiste, aunque la fuerza de las buscadoras se fragmenta. El cansancio, el desgaste físico y emocional están pasando factura a quienes llevan años tratando de localizar a sus seres queridos desaparecidos.

“Seguimos en la lucha, pero también seguimos sumando víctimas. Es una tristeza doble: por quienes no están y por quienes ya no pueden seguir buscando”, afirma en una entrevista Huerta Pizano con voz firme.

El colectivo, conformado principalmente por madres, hijas y hermanas de personas desaparecidas, enfrenta no sólo el abandono institucional intermitente, sino también una creciente desmovilización entre sus integrantes. Las búsquedas en campo –rastreos con varilla, sondeos en tierra y trabajos en predios- se realizan con menor frecuencia y con menos participantes.

“El cuerpo no aguanta. Las que empezaron hace 5 o 6 años ya no pueden estar tanto en campo. Las nuevas llegan con desesperación, con ansiedad, con hambre de respuestas. Es una mezcla difícil de sostener sin apoyo constante”, señala la activista.

Y aunque reconoce cierta coordinación con la Fiscalía General del Estado y con la Comisión Estatal de Búsqueda, subraya que las convocatorias no siempre son abiertas ni oportunas. “Nos invitan cuando quieren. En algunos casos nos avisan sólo para estar presentes, pero no para participar desde el inicio. Y eso duele, porque nuestra lucha también es técnica, no sólo simbólica”, lamenta.

A pesar del desgaste, dijo que la memoria se mantiene viva. Las caminatas, misas y actos simbólicos han sustituido parcialmente la labor de campo, asegurando que la causa siga visible en el espacio público. Sin embargo, Huerta insiste: “Sin terreno, no hay hallazgos. Y sin hallazgos, el duelo no encuentra salida”.

“El dolor no se cansa, pero el cuerpo sí. Por eso pedimos más manos, más voces, más acompañamiento. Cada persona desaparecida merece ser buscada con dignidad, y no sólo recordada”, concluye.

En Colima, señaló, las cifras de desaparecidos continúan creciendo en silencio. Pero, incluso en medio de la fatiga, hay quienes se niegan a abandonar la búsqueda.

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