Empresarios cárnicos advierten inestabilidad en los precios de res y cerdo


Los empresarios cárnicos de Tecomán enfrentan un escenario de incertidumbre marcado por la inestabilidad en los precios de la res y el cerdo, además de una disminución en el consumo derivada de los gastos familiares de la temporada, expresó Carlos Íñiguez Walle, comerciante local de carne de res y cerdo, quien advirtió que este 2024 ha sido particularmente complicado para el sector.

“Desafortunadamente para nosotros este tiempo es difícil. No solo para el ramo cárnico, sino en general para el sector alimenticio. La gente trata de ahorrar lo más posible porque tiene que priorizar calzado, ropa, inscripciones y libros. Todo lo que implica la educación de los hijos se lleva gran parte del ingreso, y entonces la carne deja de estar en la lista de lo prioritario”, comentó.

Íñiguez Walle explicó que, en el caso de la res, el precio del ganado en pie ha registrado un incremento de alrededor del 15% en apenas 6 meses. “En abril el kilo lo comprábamos en 54 o 55 pesos, y hoy lo estamos adquiriendo en 63 pesos. Ese ajuste es fuerte porque nunca nos queda margen de más del 15%, y no siempre podemos trasladar ese aumento al consumidor”, señaló.

Sobre el cerdo, la situación es todavía más volátil. “El cerdo siempre ha sido inestable, pero ahora se está disparando de manera atípica. Normalmente en esta época se mantenía en un precio medio, ni bajo ni alto, pero ahora se elevó de golpe. Se está despegando para arriba en un tiempo en el que no solía hacerlo, y eso nos genera un problema adicional”, detalló.

De acuerdo con el empresario, esa inestabilidad limita la capacidad de planeación de los negocios cárnicos. “Se vuelve complicado sostener los comercios cuando la materia prima cambia tanto en tan poco tiempo. Nosotros dependemos de una cadena: el ganadero, el distribuidor, el rastro, y cualquier variación en alguno de esos puntos nos pega directo”, agregó.

Impacto en el consumo

El comerciante subrayó que los ajustes en el precio no siempre se ven reflejados en el mostrador, porque el consumidor no tiene capacidad de compra. “Si el cliente viene con 200 pesos, nosotros tenemos que ajustar la venta a ese presupuesto. No podemos subir en automático porque lo que sucede es que simplemente deja de comprar carne. Entonces absorbemos una parte del golpe económico”, explicó.

Íñiguez Walle consideró que la situación actual también obliga a reflexionar sobre la importancia de fortalecer el mercado local. “No sabemos si lo peor ya pasó o si los precios seguirán subiendo. Por eso, como sector, necesitamos más estabilidad para poder garantizar un producto básico en la mesa de las familias”, mencionó.

Finalmente, el empresario reconoció que, además de los factores económicos, existen hábitos de consumo que influyen en la demanda de carne. “A veces no priorizamos lo esencial, como la alimentación, y destinamos recursos a cosas secundarias o de moda. Esa falta de cultura también repercute en el sector, ya que, aunque la carne es un producto básico, muchas veces se deja en segundo término”, concluyó.

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